Acaponeta, Nayarit; Julio 21 de 2011 (Héctor Aguayo):-- En la ciudad de Acaponeta, la cultura que tanto se pregona a los cuatro vientos, se ha terminado, solo quedan pequeños destellos de aquello que alguna vez hubo en total resplandor dentro de este Municipio.
La libertad de expresión política que tanto se dice que existe para poder decidir libremente lo que uno desea, realmente es meramente un decir, porque la realidad con la que se actúa es totalmente diferente y eso también es cultura.
Ser periodista es un verdadero placer, el poder ejercerlo tal como debe ser, aunque con esto uno tenga que enfrentarse a titanes que son mercenarios que venden la verdad por una mentira piadosa tan solo por unas cuantas monedas.
Se lucha contra la insidia, con los juegos sucios que pseudos políticos desean realizar en contra de personas que son inocente de sus fechorías, ¿Qué decir de los políticos que solo desean darse publicidad a costa de uno y no pagar el trabajo que uno hace? Eso es el pan nuestro de todos los días dentro de esta ciudad.
Pero el colmo de todo ello es la falta de aceptar críticas constructivas, que son tomadas como daños a sus personas, y tienen la molestia de limitar el la función de informar las cosas tal como son.
Por ello, durante el pasado proceso electoral que se vivió no se realizaron más publicaciones de corte político porque uno de los aspirantes, tuvo la amabilidad de solicitar los servicios de otro compañero periodista, para que me siguiera a todos los sitios, porque según versión “me estaba enterando de muchas cosas que no le parecían inconvenientes”.
¿Temor? ¿Miedo? ¡Qué sé yo!, ¡Que me importa!, Por esta razón los eventos que se cubrieron del PRI, PAN, PRD y uno que otro del PRS, CONVERGENCIA no fueron publicados durante ese tiempo porque estaba en juego el trabajo que sigo ejerciendo como Funcionario de Gobierno en el actual XXXVIII Ayuntamiento de Acaponeta.
Hago constar que todo mi trabajo lo realice fuera de los horarios de oficina, no dentro de ellos, por ello agradezco al presidente Saulo Alfonso Lora Aguilar por darme la libertad de hacer mi trabajo de manera profesional, sin tener nunca que cuestionarme nada, ni preguntarme nada a cerca de nada de lo que hago como reportero.
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