Acaponeta, Nayarit; Septiembre 9 de 2012 (Héctor Aguayo):-- Una gran conmoción dentro de los jóvenes de
esta ciudad fue la muerte de Claudia Celina
Hernández Aguilar conocida entre sus allegados y amigos como Keru.
Esta jovencita despertó
grandes simpatías, por poseer un estilo peculiar, quizás de una u otra manera
representaba lo que ellos en sus hogares o por sí mismos no podían externar.
Keru poseedora de un espíritu alegre,
vivaz, lleno de energía y de una fuerte personalidad que palidecía ante la
presencia de quien fuese su gran amor, desenmascararon en ella su verdadera
esencia, su fragilidad.
Desde que se corrió
la noticia de su muerte y el descubrir la gran cantidad de historias girando en
torno a su trágico fin, ha hecho que Celina
Hernández sea más popular de lo esperado.
Así como ella y
Dios saben lo que fue su destino final, de esa misma forma, que en el mismo
día, en la misma hora sucedieron hechos similares en otros municipios, los
cuales fueron dados a conocer de manera poca informativa en los medios,
¿casualidad?, ¿coincidencia?,… ¿todos de la misma forma?
Mientras
historias van y vienen, Keru dentro
de esta ciudad, es una historia que da una clara situación de lo que viven actualmente
muchos jóvenes dentro de nuestro Estado Nayarit, el total desconocimiento de lo
que es la vida en sí, para poder decidir si valió o no la pena estar en este
mundo.
Muchas personas culpan
a los padres, otros culpan a los amistades, otros las decepciones, ¿Qué decir
del novio? Pero, ¿Quién conoce realmente lo que hay dentro de un corazón joven?
¿Acaso habrán olvidado muchas personas hoy adultas, en su juventud también estaba
esa energía incitante para llamar la atención?
Keru, al igual
que muchos chavalos, buscan no solo ser el centro de la atención, demandan,
piden, gritan, pero no desean entregar esa parte oscura que los vuelve
frenéticos, ellos comparten un placer de ser independientes cuando son
totalmente dependientes.
Sin duda alguna
hoy más que nunca, los jóvenes necesitan buscar de Dios para que puedan controlar
su vida, de lo contrario, no se sabrá en que destino habrán de parar cada uno
de ellos y después, lamentar como ha sucedido con esta niña angelical, quien
guardaba tras de sí una gran fragilidad.
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