Acaponeta,
Nayarit; Septiembre 23 de 2012 (Pastor Pedro Rosales):-- Un recluso escribió en la
pared de su celda: “Creo en el sol aun cuando no brilla, creo en Dios aun
cuando calla”
Durante
un periodo sombrío en mi vida, pase mucho tiempo orando, pero me parecía que
Dios me dejaba solo con mis pruebas y mi carga. Era la noche más oscura para mi
alma. Entonces escribí a mi madre para exponerle mi problema.
Jamás
olvidaré la respuesta que me dio: ‘Hijo mío, muy frecuentemente Dios se aparta
para poner a prueba nuestra fe. Él quiere que confíes en solamente en Él
incluso en la oscuridad. Ahora hijo mío extiende tu mano en la niebla y verás
que su mano está ahí para agarrarte”, atentamente tu madre.
Si
los planes de Dios pueden comprender tiempo de espera que a nosotros nos parece
interminables, antes de verlo intervenir debemos decir al igual que Habacuc “¿Hasta
cuándo, oh Señor, clamaré, y no oirás y daré voces a tí a causa de la violencia
y no salvarás? (Habacuc 1:2)
El
silencio de Dios no es sinónimo de ausencia, mucho menos de abandono. La
fidelidad de Dios es indudable, tengamos pues toda confianza en Dios incluso si
nos llegamos a encontrar en un túnel muy oscuro sabiendo que Él está ahí a
nuestro lado
“Señor,
nunca nos permitas olvidar que tú también hablas cuando estas callado”
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