Acaponeta, Nayarit; Julio 18
de 2013 (Néstor Chávez Gradilla):-- Desde hace mucho tiempo atrás,
probablemente desde a principios del siglo XVII, existió un camino rústico que
salía de Acaponeta hacia el poniente por la calle Hidalgo al que llegó a
llamársele Camino Real, luego Calzada al Panteón y ya en el siglo XX Calzada
Prisciliano Sánchez.
En ese tiempo era
considerada la única salida importante de la Villa que se cruzaba con el otro
camino Real que unía a Tepic con Mazatlán, por donde hoy corre la Carretera
Internacional.
Iniciaba en Acaponeta,
pasaba por el lado norte del Panteón Municipal, cruzaba por el puente Ramón
Corona para luego internarse por espesos bosques y manglares para pasar por el
poblado de Tecuala de unos 250 habitantes, e ir a terminar a la Hacienda de
Quimichis cuya población en aquellos años era de aproximadamente 850
habitantes.
A fines del siglo XIX, las autoridades estaban
ya cansadas de batallar con el duro suelo de tepetate del antiguo panteón que
existía por el rumbo de las Mojoneras y decidieron cambiarlo de lugar. Para
ello, escogieron un lugar al lado sur del viejo Camino Real que es donde
actualmente está. Inició su construcción el Prefecto Político don Luis
Peregrina y lo inauguró en 1895.
Como el arroyo de la
Viejita frecuentemente crecía durante la temporada de lluvias, las carretas,
diligencias y arriadas ya no podían vadearlo deteniéndose el tránsito por dos o
tres días, y como esto sucedía cada año, las gentes de Acaponeta comenzaron a
presionar a las autoridades para que ahí se construyera un puente.
Don Luis Peregrina inició
su construcción y lo terminó e inauguró el Prefecto don Luis X. Gutiérrez el 9
de agosto de 1898. Para la ceremonia de inauguración, se mandó hacer una placa
de fierro a una empresa llamada Fundición Loubert y Cía. De Mazatlán. Esa placa
fue colocada al lado sur del puente y tan solo dice: “General Ramón Corona”, la
cual se encuentra en ese lugar después de que han pasado ya 114 años.
Ese hermoso e histórico
puente, está hecho totalmente de ladrillo, con dos arcos que descansan en un
grueso pilastrón colocado en el centro del arroyo. Esta obra vino a solucionar
a los transeúntes el problema de las crecientes que impedían el único paso
hacia el poniente.
Otra opción de salida de
Acaponeta hacia el sur, era utilizando el servicio de canoas en un lugar de
este lado del Río llamado “El Embarcadero” para salir rumbo a los pueblos de
San José, Casas Coloradas, San Dieguito, San Miguel, El Resbalón y otros, o
bien, para tomar el viejo y tortuoso camino a Tepic, recorrido en el que se
hacía casi todo un día.
Cuando se hizo un nuevo
camino para la entrada a Acaponeta (al poniente de la calle Morelos, y que es
la actual) el viejo camino Real entró en desuso, llenándose del Panteón en
delante de matorrales, quedando así obstruido el puente Ramón Corona que quedó
oculto por muchos años, hasta que se destinaron esas tierras para la
agricultura.
Hoy, por falta de atención
y mantenimiento de las autoridades, ese viejo e histórico puente ya se está
destruyendo, a pesar de que al día de hoy, nuevamente está siendo utilizado por
personas asentadas en sus alrededores.
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