Acaponeta, Nayarit. Julio 6 de 2017 (Gerardo
Olvera):- Pasada las elecciones y elegido el primer edil, parece que el fervor
político ha desaparecido; poco se habla de las expectativas que se tienen del
trabajo que encabezará José Humberto Arellano Núñez; trabajo y pendientes por
resolver los habrá y no precisamente por omisión de la actual administración,
sino porque los trabajos no paran, las necesidades no disminuyen, sino todo lo
contrario.
Todos, si no es que la mayoría de los
candidatos de las pasadas elecciones en Acaponeta fueron valientes; por un lado
sintieron la posibilidad real de alcanzar la presidencia municipal y por otro,
de mencionar, escribir y divulgar entre sus promesas de campaña la solución
eterna del agua potable. “Al fin de cuentas, prometer no empobrece.” Dijo un
aspirante, que dicho sea de paso no tuvo gran relevancia su campaña.
En el caso de Arellano Núñez el compromiso y la
responsabilidad recae en su futura administración, no escatimó en promoverla
como promesa de campaña. Era necesaria y obligada la propuesta, tanto para
ganar adeptos como para escucharse y hacerse ver como un aspirante que no
evadiría la gran necesidad acaponetense.
Por falta de voluntad no quedarán a medias los
trabajos, eso es seguro, y en el muy particular caso del agua se tendrá que
cerrar filas con los regidores de oposición (PAN/PRD/PT/PRS) que son mayoría,
pero que en su momento, -dicen los que saben de política- coquetearon
literalmente con Arellano Núñez para que fuera su candidato, situación que no
se dio, -aunque esa es otra historia-.
Pero no hay que desviarnos al tema. El servicio
de agua potable, que sea regular y de calidad es uno de los retos de la futura
administración. Muchos creen que con la sola voluntad, el presentar un proyecto
“viable” ante nuestros legisladores estatales, federales y por qué no al
ejecutivo del estado será suficiente para que en un chasquido de dedos sea
solucionado el problema.
Falta trabajo por hacer, como es el convencer a
la población de realizar el pago de sus cuotas correspondientes al agua
potable, los morosos, los que tienen años sin pagar y mucho menos sin gestionar
uno de los tan bondadosos descuentos que las administraciones año con año
ofrecen para rescatar un vergonzoso porcentaje de recaudación del servicio es
un objetivo primario.
Se necesita y es necesario tener un censo
confiable de los hogares con el servicio, que se genere el pago correspondiente
–y aunque algunos dirán que debe ser conforme el servicio recibido- como sea,
pero tendrá que hacerse para generar un ingreso que habrá de justificar el
proyecto que mejor convenga a la cabecera municipal. No será suficiente
encontrar una cuenca de agua, o instalar una potalizadora. Todo cuesta
–centavos decía mi abuelo, pero cuesta- incluso su mantenimiento, y ese (gasto)
se nos olvida.
Y a pesar de que el derecho al agua es un
derecho innegable, debemos entender que todo derecho contrae una obligación o
ciertas reglamentaciones que se tienen que seguir para la disposición de un derecho,
en este caso, el del agua.
De acuerdo con el Consejo Mundial del Agua tan
solo el 40 % de las aguas superficiales puede ser para el consumo humano, el
resto es para mantener un equilibrio y supervivencia de los ecosistemas. Pero
entendamos mejor, en México se alcanza a disponer de tan solo el 75 % de agua
subterránea existente, siendo el 25 % restante la superficial del que tan solo
tres cuartas partes de ese pequeño porcentaje tienen un grado de contaminación haciendo
el líquido no apto para consumo humano según CONAGUA. ¿Alguien alcanza a sacar
la cuenta y decirnos de cuánta agua podemos disponer?
Así que, roguemos a los dioses del olimpo en
que la administración entrante de con bola en aquello de la solución del agua
potable, por tan solo mencionar uno de los compromisos adquiridos que tiene en
puerta no solo José Humberto Arellano, sino todos los que integrarán cabildo y
al Diputado Manuel Salcedo Osuna.
Este último, que deberá integrar en su agenda
legislativa un proyecto que sea atendida a través del presupuesto necesario,
habrá de ponerle estamina en los
primeros meses del 2017 y continuar en las siguientes años de manera constante,
y como se dice coloquialmente, sin quitar el dedo del renglón para que se
contemple en las prioridades del que habrá de ser el Plan de Desarrollo Institucional de la XXXII
Legislatura del Estado de Nayarit que tendrá a bien representar Salcedo Osuna y
sea tema prioritario en las agendas legislativas del congreso.
Sin olvidar que no es un capricho político, nadie
puede darse el lujo de seguir jugando con el tema, deben atenderlo, sepamos que
está establecido en el Plan Nacional de
Desarrollo 2012-2018 como materia de seguridad nacional y que los congresos
federales y estatales no han atendido por un sinfín de razones que pocos o
nadie entiende.